viernes, 13 de abril de 2018

FRANCIA: PUEBLOS CON ENCANTO I

La pasada Semana Santa el tema del puente que, siempre que hemos podido, he compartido con mi hermana, se nos había complicado un poco aquí, en Cantabria. El jueves santo no era fiesta. Pero los tan recurrentes astros supieron alinearse hasta conseguir que la situación laboral se les arreglara a todos pudiendo así disfrutar de esos 4 días que tan bien nos saben en esta época intermedia entre Navidad y verano. Además este año había una novedad: teníamos autocaravana (bautizada como la Jurju por su dueña) por lo que el tema del hotel lo teníamos resuelto. Un gran alivio, la verdad. 
Cuando hablamos del tema yo propuse algo que me rondaba la cabeza hacía tiempo, ya que había leído sobre ello: ver algunos de los pueblos con encanto del sur de Francia, en especial Carcassonne (poco podía imaginar entonces lo que se iba a nombrar este pueblo en todas las noticias por el ataque terrorista en el que mataron al gendarme Beltrame al intercambiarse por rehenes, lo más solidario y humanitario que alguien puede hacer 😭😭😭). En fin, ...  mi familia me dio el ok y me puse manos a la obra. Mi marido preguntó a un compañero que sabía que había visitado también alguno de esos pueblos y su novia nos proporcionó una lista. Con esa información y la que yo tenía en mi carpeta-viajera fui haciendo una ruta que no sabía si sería demasiado larga. Pregunté al chofer y no le pareció mal. Pensamos que haríamos lo que nos diera tiempo sabiendo que teníamos la gran ventaja de que llevábamos la cama con nosotros. Eso sí, decidimos que Carcassonne lo dejaríamos para el final.
Así que esa mañana del jueves a poco más de las 7:00 nos pusimos en marcha mi hermana, mi cuñado, mi sobrina, mi marido y yo (las pequeñas tenían otros planes). Nuestro primer destino era Beynac-et-Cazenac situado en la provincia del Perigord Negro, departamento de la Dordoña y región de Nueva Aquitania. Ya antes de llegar, la vista del pueblo trepando por el acantilado al borde del río, con el castillo en lo más alto, nos hablaba de historia:
Comenzamos el ascenso por sus empinadas y estrechas callejuelas, sabiendo que al final llegaríamos al castillo. El río Dordogne, que habíamos bordeado para llegar al pueblo, se veía caudaloso entre los tejados de las casas medievales:
Y así, por sus empedradas calles, enseguida llegamos al Castillo, uno de los mejor conservados de la zona, construido en el S. XI con el fin de defender el valle, por su situación privilegiada a 150 m. de altura sobre la pared rocosa:
El río Dordoña, a sus pies, separaba entonces Francia de Inglaterra 😳😳, por lo que es fácil imaginar las múltiples batallas de las que fue testigo. De hecho, tuvo un papel muy importante durante la guerra de los Cien Años, siendo asaltado y tomado por varios reyes entre ellos Ricardo Corazón de León. En esta zona es navegable y había gabarras atadas a la entrada del pueblo que, supongo que  actualmente servirán para hacer excursiones turísticas:
De aquí nos fuimos a los Jardines de Marqueyssac, muy cerca. Desde allí se tiene esta vista del pueblo:
El tema de los Jardines fue mi mayor equivocación del viaje. Cuando llegamos ya era tarde para visitarlos. Si hubiésemos ido a los jardines lo primero, podíamos haber visto el pueblo después, que estaba a 2 km., pero no sabía que estaba tan cerca como para volver para atrás, la verdad. Tampoco sabía el horario de visita. Gran error. Así que estuvimos en la entrada, donde había un edificio, como una pajarera, en cuya ventana hasta un pavo real me decía "qué tonta":
Pero cuando voló y se puso a nuestros pies aproveché para comprobar la calidad de mi nueva cámara de fotos (uuuu):
Un poco apenada, nos fuimos hasta el siguiente destino: Sarlat-la-Canéda, a unos 12 km. Atravesamos la parte nueva y aparcamos en la entrada de la zona histórica, la que íbamos a visitar. Enseguida estuvimos en el centro, en la Plaza de la Libertad. Lo primero que vimos precisamente fueron las grandes puertas que caracterizan a la  antigua iglesia de Santa María, que llegan casi al techo. A lo largo de la historia esta iglesia ha pasado por distintos usos hasta llegar, hoy en día, a ser el mercado municipal cubierto y centro cultural, con un ascensor panorámico hasta la torre que, por cierto, estaba cerrado: 
Esta plaza estaba muy animada puesto que en ella están ubicados muchos bares, cafeterías y restaurantes. También el ayuntamiento:
Detalle del campanario circular del ayuntamiento:
Es una ciudad medieval muy curiosa que nos encantó. Se construyó alrededor de una abadía que después pasaría a ser la catedral de la diócesis, la catedral de Saint Sacerdos:
En cualquier dirección que mires se ven preciosos edificios, todos ellos construidos con una piedra amarillenta muy característica y muchas torres en los tejados; te preguntas cómo es que se mantienen desde la época medieval tan bien conservados. Pues tiene su explicación: Aquí siempre se hicieron muchos mercados por lo que se empezó a habitar por comerciantes, los cuales, al no ser nobleza, no eran interesantes para los contendientes en las diferentes guerras. Además, al no estar junto al río, se libró de muchos ataques, como por ejemplo los de los vikingos. Posteriormente, la ciudad se vio muy beneficiada por la ley Malraux de preservación de los barrios históricos:
Todo ello convierte a Sarlat en el pueblo con mayor densidad de edificios declarados monumentos históricos de Europa, tiene más de 250 catalogados y están habitados. Ello le ha valido el título de Ville d´Art et d´Histoire. Y eso se ve y se respira callejeando.
Un ejemplo es la Maison de la Boètie construida en 1525, de estilo renacentista:
También buscamos la famosa plaza del Mercado de las Ocas, donde se encuentran algunas de las mansiones más bonitas de Sarlat-la-Canéda como son el Hôtel Plamon o Casa de los Cónsules  (en la foto, a la izquierda, con ventanas en arco) y el Hôtel Vassal (en el centro de la foto, con su doble torreta). Aclarar que, en Francia, al decir Hôtel también se refieren a palacetes o mansiones particulares, como en estos casos:

Detalle de las 3 ocas situadas en el centro de la pequeña plaza, que, como todo el mundo, tocamos (así están ellas de brillantes) y fotografiamos. El tema de las ocas está muy presente en la zona ya que estamos en la región del foie gras y Sarlat es su capital:
Enfrente del Hôtel Plamon está la Fuente de Santa María:
Otra cosa curiosa de esta ciudad medieval es que los comerciantes además de construir mansiones ostentosas para aparentar poder económico (emulando a la nobleza), si podían, compraban los edificios colindantes y en el espacio que los separaba construían una torre (de ahí tantas torres) y a veces, al abrir la puerta de dicha torre no había nada o simplemente una escalera:
Volviendo a la abadía benedictina o catedral de Saint Sacerdos, origen de Sarlat, podemos ver varios estilos arquitectónicos por ser construida entre los siglos XII y XVIII. Muy sobria. Lo más bonito y antiguo es el campanario, visible desde casi cualquier parte de la ciudad. Adosado, está el Palacio Episcopal con sus ventanas del Renacimiento francés y encima la galería del Renacimiento italiano. Actualmente es un teatro :

Al dar la vuelta a la catedral, llegamos al Jardin des Enfeus, un antiguo cementerio:
Y justo encima está otro de los atractivos turísticos de Sarlat-la-Canéda. Se trata de la construcción más antigua de la ciudad, la Linterna de los Muertos, cuya función se desconoce aunque hay varias teorías. Es una torre circular con tejado cónico. Por dentro da un poco de yuyu, la verdad:
Y así, tras haber pateado el pueblo, que nos dejó encantados, nos volvimos a nuestra Jurju y nos dirigimos al lugar donde íbamos a pernoctar esa primera noche: En Rocamadour o alrededores, a unos 50 km. de distancia. Nos quedamos en un camping para autocaravanas, el Camping Ferme des Campagnes, que estaba un poco antes de llegar a Rocamadour. No estaba en pleno funcionamiento pero había los servicios necesarios y mucha tranquilidad, con una luna preciosa, con la que pude probar el espectacular zoom de mi camarita nueva (uuuu):
Al día siguiente, viernes santo, después de asearnos y desayunar (y poner en orden el tema de la jurju, claro) nos fuimos a Rocamadour, a apenas un par de kilometros. 
Rocamadour ya pertenece a otro departamento, al de Lot, en la antigua región de Mediodía-Pirineos, hoy Occitania. Es el 2º pueblo más visitado de Francia, después de Mont Saint-Michel que también tuve ocasión de conocer como os conté aquí. Su nombre ya me producía buenas sensaciones, me gustaba. Pues el pueblo más.
Se cree que su nombre se debe a que unos monjes benedictinos encontraron los restos incorruptos de San Amador (se puede ver el lugar exacto), un ermitaño que vivió aquí y autor de muchos milagros. Los eremitas ya habían construido un oratorio a la virgen y la devoción al santo aumentó la peregrinación al lugar. Como el Camino de Santiago pasaba cerca, se aprovechó para desviarlo hacia este lugar con gran éxito. Se fueron construyendo otros santuarios, hasta 12, aunque hoy sólo quedan 7, bueno 8. 
Sus edificios están literalmente colgados o incrustados en la roca, en un acantilado a un lado del río Alzou. Digamos que tiene como 3 zonas o niveles: la parte alta donde está el castillo, la media donde están los santuarios y la baja donde está el pueblo. Se puede acceder por la parte de abajo o como nosotros, desde arriba, donde  hay amplios aparcamientos, incluso podíamos haber pernoctado allí. La vista nocturna será también espectacular. 
Estamos en la cima, donde se encuentra el castillo que no es el original medieval pero que remata el paisaje de forma muy bonita. En su origen se construyó para alojar a los peregrinos más importantes y hoy es privado por lo que no se puede visitar. Se puede acceder a la muralla que lo rodea, pasando un torno que se abre con moneda de 2 €:
Bajamos por un camino en zig-zag, el Chemin de Croix o camino de la Cruz:
 Paseo muy entretenido, con la capilla de Saint Michel excavada en la roca:
Estaciones del Via Crucis en cada curva del sinuoso camino:
Y así hasta llegar al nivel medio de la roca, la zona donde están los santuarios a  la que se accede por la Puerta de San Marcial. Se atraviesa un túnel forrado de placas de mármol con agradecimientos de gente que ha visitado el lugar:
Porque, como ya dije, este es un lugar de peregrinaje, y se nota. Atravesar ese pasadizo y encontrarte en aquella plaza de los santuarios es toda una experiencia. Es como entrar en otra época: 
Hay 7 santuarios (bueno, en realidad 8) aunque alguno estaba cerrado. Según llegamos, que por cierto, estaba lloviendo, lo primero nos salió a recibir un guía que se esforzó para hacernos entender que sentía mucho que no hubiera todavía un guía que nos hablara en castellano (hay visitas guiadas, pero más tarde). Aunque en francés no estamos muy sueltos, pudimos entender qué era lo que no debíamos perdernos. Así que entre lo que nos dijo el buen señor y la información que llevábamos fuimos recorriendo esta gran concentración de edificios religiosos:
Uno de ellos, claro, es la capilla de Notre Dame de Rocamadour, con su Virgen Negra. Es curioso ver cómo del techo, por los costados, cuelgan maquetas de barcos (en la foto se ve parte de uno de esos barcos en la parte superior izquierda), pensando en lo lejos que está esto del mar. Pero es que es la patrona de los marineros, a ella se encomendaban cuando sufrían un naufragio y cada vez que se salvaba uno, una campana que tambièn hay colgando en la capilla sonaba sola :
Detalle de la Virgen Negra, de madera, que se dice que está de ese color por el humo de tantos cirios que ardían a su alrededor (no sé yo si eso será verdad...). A mí no me gustó mucho, es más bien fea y con el Niño asomando por aquel agujero del manto...:
Desde la pequeña y oscura capilla se pasa a la iglesia de San Salvador (también se puede desde la calle). Es el edificio más grande de todo el complejo. Es semi-troglodita, con dos de sus paredes en la propia roca, con 2 altares, sillas en lugar de bancos, con un coro en dos niveles,... y ese día, como era viernes santo, con todos los santos tapados:

Todo está construido bajo la roca, conservándose restos de frescos y pinturas románicas en algunos muros exteriores:
Por cualquier puerta que salieras o balconada que cruzaras, esto:
O esto:
Y todo apoyado o metido en la roca, a su amparo, con la espada de Roldán incrustada en ella (cuenta la leyenda que antes de que cayera en manos de sus enemigos, Roldán, estando en Roncesvalles (donde murió) tiró hacia arriba su espada, Durandal, y fue a parar allí, a Rocamadour, quedando incrustada en la roca). En esta foto apenas se intuye, no tengo otra mejor, pero bueno, si vas, no olvides buscarla:
Manteniendo el equilibrio sobre el vacío (no puedo evitar pensar cada vez que veo algo de este tipo, cómo se las arreglarían en esa época para hacer construcciones así, a veces con dificultades añadidas como en este caso, consiguiendo edificios tan bonitos, con tantos detalles..., siendo consciente, claro, de que lo que hay ahora es el resultado de una reconstrucción posterior a cargo de Eugène Viollet-le-Duc:
Una de las capillas más curiosas, la última construida (la octava) y ya fuera de la muralla que rodea lo demás,  es la de la Virgen del Óvalo, patrona de los jugadores de Rugby. En una vitrina en la pared de la izquierda se pueden ver expuestas las camisetas de distintos equipos:
Nos asomamos a las terrazas que rodean los santuarios para ver el pueblo que está más abajo, al cual se accede por la Gran Escalera, (216 peldaños que los peregrinos subían, a veces, de rodillas), que nosotros no bajamos, teníamos claro que lo que nos interesaba era la zona de los santuarios. Pero sí sé que sólo tiene una calle de 1 km de largo, con tiendas y restaurantes y restos de puertas fortificadas que los habitantes iban construyendo para protegerse al no poder hacer murallas por su situación y falta de espacio, ya que era un sitio codiciado por los delincuentes puesto que los peregrinos dejaban mucho dinero. 
Esta es la vista  del pueblo desde una de esas terrazas con el río Alzou en medio del verde valle:
Para subir desde el pueblo hasta el recinto de los santuarios, además de la escalera, existe la opción de hacerlo en ascensor que te deja cerca de la puerta de entrada al recinto religioso y desde los santuarios hasta el castillo también existe la alternativa al Camino de la Cruz, un funicular subterraneo, que fue el que utilizamos nosotros para subir y que nos dejó en la explanada del aparcamiento.
Volvimos a coger la Jurju y nos acercamos a un mirador que habíamos visto cuando llegamos desde donde se tiene esta vista de toda la también denominada Ciudad Santa, con sus 3 niveles bien claros: El pueblo abajo, los santuarios en el centro y el Castillo arriba:
En esta se ve con más detalle, con el Camino de la Cruz:

Y desde aquí, con muy buen sabor de boca nos dirigimos a nuestro siguiente destino. Pero os lo cuento en este siguiente post, que si no este se hace muy largo, en el que también pongo el mapa de la ruta completa y enlaces a los campings para AC en los que pernoctamos. 
Este es el mapa de la ruta hecha hasta ahora, hasta Rocamadour:


2 comentarios:

  1. Madre dios, que pedazo viajazo. Este verano lo vamos a hacer con mi familia también en autocaravana. ¿Qué tal para encontrar sitios para quedarse? Las fotos son maravillosas.

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    1. Gracias por tu amable comentario!!! Para quedarse con autocaravana hay muchas opciones, de hecho Francia es el rey de este tipo de hospedajes, y en verano estarán todos a pleno rendimiento porque nosotros encontramos varios que empezaban en abril. Busca una guía de campings para AC y verás que hay muchos, incluso en el google map si te acercas a los pueblos, te los indican. En mi próximo post, en el que cuento el resto del viaje, pondré también dónde nos quedamos. Saludos

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