jueves, 19 de octubre de 2017

LA RIOJA- ALCAÑIZ- MOTO GP


El fin de semana del 23- 24 de septiembre tuvimos la oportunidad de asistir a un importante evento deportivo: el Gran Premio Movistar de Aragón, en el circuito de Motorland de Alcañiz, Teruel. Mi cuñado tenía entradas y nos invitó. Aunque las entradas nos servían también para los entrenamientos del viernes y sábado, decidimos ir sólo a las carreras del domingo. Así que los 4  marchamos el sábado por la mañana con intención de ir parando en pueblos de la Rioja, que aunque ya conocíamos porque, hace algunos años, varias parejas de amigos, teníamos la costumbre de ir un fin de semana al año, para conocer la zona y quedarnos en Logroño, disfrutando del Laurel. Pero no nos importaba repetir. De hecho, parada obligatoria para mi hermana es parar en Haro y comer su tosta de oreja. Exquisita. Pero Haro tiene más cosas: El ayuntamiento, ya nos recuerda que estamos en tierra de vinos:
Pasear entre sus calles nos ofrece sorpresas como esta, la iglesia de Santo Tomás, encaramada en el segundo cerro más alto de la ciudad, lo que permite ser vista desde cualquier punto de sus alrededores, con su torre de 68 m. de estilo neogótico en sus cuerpos inferiores y barroco (y muy adornados) en sus últimos cuerpos:

Declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional (hecho que, por cierto, en Haro no se supo hasta 13 años después), nos deslumbra en su interior con un retablo mayor barroco, dorado, considerado como la obra arquitectónica más monumental de la Rioja :
Detalle de los confesionarios, bajo el coro y junto a la pila bautismal:
Pero la verdadera joya de la iglesia es su portada principal, de estilo plateresco y de construcción anterior al resto de la iglesia (y restaurada en 1955 y en 1999). Tiene 2 puertas sobre las cuales hay 2 tímpanos semicirculares que representan la incredulidad de Santo Tomás (metiendo la mano en el costado de Jesús) y la Resurrección. Por encima, escenas evangélicas y alrededor imágenes de los 12 apóstoles, todo ello como si fuera un retablo, cuya construcción fue pagada con los donativos del pueblo. De gran belleza:
Desde allí, nos fuimos a Briones, otro pueblo riojano con gran tradición vitivinícola, donde se grabó gran parte de la serie de tve, Gran Reserva. Desde lo alto, subiendo por la "cuesta dulce" nos encontramos en un mirador desde donde se puede contemplar el llamado Museo de la Cultura del Vino, la bodega Vivanco. Nosotros ya le visitamos hace años, está considerado uno de los mejores del mundo, merece la pena su visita: 
También se pueden ver enormes superficies plantadas de viñedos, con el Castillo de Davalillo encaramado en un cerro, con vistas sobre buena parte de la Rioja Alta y el río Ebro, punto estratégico de defensa, sin duda. En la foto apenas se intuye al fondo, en un pico:
Pero también tiene importantes construcciones como esta ermita de  San Juan o del Santo Cristo de los Remedios, de forma redondeada, justo al lado del mirador, subiendo unas escaleras:
Un poco más adelante, junto al Torreón, las vistas casi en vertical sobre los meandros del río Ebro, nuestro río, y San Vicente de la Sonsierra, nuestro próximo destino:
 En efecto, siguiendo por la LR-210, nos dirigimos a San Vicente de la Sonsierra, el pueblo donde se celebra la Fiesta de Interés Turístico Nacional de Los Picaos, donde los disciplinantes se autoflagelan en la espalda. Ya antes de llegar, ver la iglesia parroquial de Santa María la Mayor (Monumento Nacional desde 1933), en lo alto y dentro del recinto amurallado del Castillo de San Vicente, bien merece una parada para tomar esta foto, aunque ello nos sirviera de una amonestación por parte de una señora malhumorada que salía en su coche por un camino vecinal y a la que pareció que molestamos enormemente (no interrumpíamos su trayectoria, que conste):
 Justo antes de cruzar el río por un puente nuevo, nos desviamos a la izquierda para llegar al puente medieval desde donde vimos el abundante caudal del Ebro (no en vano es el más caudaloso y largo de España, aunque el segundo de la Península Ibérica, y nace en Cantabria, mi tierra). En esta zona transcurre con tranquilidad y lentitud, formándose zonas de sedimentos vegetales, de gran belleza, la verdad:
 El Puente Medieval, a los pies del Castillo, también se sitúa en una posición privilegiada en la defensa del paso por el Ebro. Actualmente tiene 9 arcos de diferentes formas:
Teníamos idea de comer en Logroño, por la zona del Laurel, que tantos buenos recuerdos nos trae, pero a última hora decidimos ir hasta Laguardia, en la provincia de Álava pero cerca de la zona por la que estábamos, donde también hemos pasado buenos ratos. En mi memoria está la foto de mi amiga Tere en el mirador con la boina verde que a mí tanto me gustaba. El caso es que según entramos por una de las puertas de la muralla, la de Páganos, visualicé la escultura que hace tiempo busqué con ahínco y que no logré encontrar, creo que porque no supe ubicarlo en el pueblo que era. Supe exactamente donde encontrarla y sí, allí estaba, con lo que lo había buscado!!! Tuve una sensación que no puedo explicar, como de alivio... Esta es la escultura, que ahora sé que se llama del Viajero:
En realidad son dos, una mesa con bolsos y bolsas y otra con calzado. Son, cuando menos, curiosas. Yo tenía unas botas exactas a las de tacón:
Se encuentra en El Gaitero Plaza, junto a la iglesia de Santa María de los Reyes, con su famosa puerta gótica policromada, y la Torre Abacial:
Laguardia es uno de esos pueblos con encanto, lleno de detalles que nos sorprenden en cualquier rincón:
De calles muy cuidadas:
Después de comer en la calle Páganos, bien, como siempre, nos dimos un paseo por el casco histórico: la plaza Mayor, con el Ayuntamiento Nuevo, con su carillón que saca a sus bailarines a ciertas horas (nosotros no llegamos por poco):
Llegamos hasta la iglesia de San Juan, un templo-fortaleza de diferentes estilos arquitectónicos, entre románico y gótico, con su campanario construido sobre una de las puertas de la muralla: 
Sobre esta concretamente:
Volvimos a cruzar el casco, para salir por la misma puerta que entramos, la más cercana al mirador, donde habíamos dejado el coche. Desde allí, perfectas las vistas sobre la Sierra de Cantabria (aunque lejos de mi tierra, el nombre de esta sierra siempre me parece un acierto). Tierra de vinos, perteneciente también a la Denominación de Origen Calificada Rioja:
Y ya nos fuimos hasta Zaragoza, donde teníamos reservado el hotel. Hasta Alcañiz nos quedaban unos 100 km. pero no encontramos otro más cerca. Con el tema de la carrera estaba toda la zona a tope. De todas formas, Zaragoza siempre es un buen lugar para visitar. Después de instalarnos, salimos a dar una vuelta por la ciudad. Estábamos cerca del Pilar, visita obligada:
Vistas desde el Puente de Piedra hacia el Puente del Pilar:
Ver la Basílica del Pilar de noche también tiene un gran encanto:



Cenamos por la zona de tapas, en el centro histórico. Muy bien y mucho ambiente, con una temperatura ideal. Y, no muy tarde, nos retiramos a nuestros aposentos, que había que madrugar. Alcañiz y el Gran Premio de Aragón nos esperaba. Salimos creo que a las 7:30. Suponíamos que hubiera atascos para llegar. Pues no, tráfico fluido hasta casi el circuito de Motorland, donde nos desviaron y se hizo un poco más lento, porque eran carreteras locales, pero nada de retenciones. Está muy bien organizado. Eso sí, había una niebla importante, que al principio retrasó algo los warm up (qué nivel, uuuuhhh). En fin, llegamos, aparcamos y nos dirigimos a buscar nuestra grada. El ambiente, festivo:
Cuando llegamos a nuestros asientos los encontramos ocupados. Hubo un pequeño lío con ese tema, ya que no estaba muy bien indicado. Nuestra grada era la de Repsol, junto a la grada 7, por lo que mucha gente se sentaba en la de Repsol en lugar de la grada 7. Nos reímos mucho con eso también, pero la verdad es que nuestros "okupas" fueron los más majos de todos. Enseguida fueron a preguntar donde tenían que sentarse, porque los había que se inventaban de todo para no moverse:
Y así me vi inmersa en un evento que, a priori, no hubiera dicho que me gustaría demasiado, pero que, en cuanto me dejo llevar por el ambiente me entrego, lo vivo a tope. Mi marido ya empezó diciendome que me contuviera un poco, que el día era largo y yo ya estaba animando y aplaudiendo y todavía estábamos en los calentamientos... 
La primera carrera era la de Moto 3. Teníamos una amplia zona de visión (el sitio era privilegiado, dicen que era la mejor grada) y una gran pantalla delante por lo que podíamos seguir toda la carrera:
El helicóptero nos iba indicando por dónde iba la cabeza de carrera. Una vez acabada la competición, los corredores daban una vuelta de agradecimiento al público, saliéndose incluso de la pista haciendo algunas piruetas que todos celebrábamos:






Cuando pasó el ganador, el mallorquín Joan Mir, con la bandera de España, todos nos sentimos orgullosos, incluso los catalanes, que supongo que serían mayoría por proximidad y por cultura del mundo de la moto:

En Moto 2 ganó un italiano, Franco Morbidelli, y aunque no fue lo mismo, el espíritu deportivo no faltó tampoco y todos le aplaudimos:

Pero el plato fuerte llegó con Moto GP. Las gradas llenas. La gente pendiente. El rugido de las motos espectacular. Aunque estábamos relativamente cerca de la linea de salida, sólo por el ruido ya sabíamos cuando comenzaba:

Entre los corredores de Moto GP yo ya tenía mi preferido, Mark Márquez, que me parece muy simpático y me cae muy bien (insisto en que del tema de motos no entiendo gran cosa). Fue muy emocionante. Yo quería que el segundo quedara Pedrosa y el tercero Lorenzo (por orden de simpatía, jajaja):

Ver cómo iban adelantando posiciones, pasando a Rossi, y colocándose, vuelta tras vuelta, en las posiciones que yo quería, me volvía loca, me lo pasé en grande, la verdad, y mi marido también. Mi hermana y mi cuñado ya lo han visto más veces, hace poco estuvieron en Brno, en el Gran Premio de la República Checa, por lo que no lo viven ya con tanta intensidad:
En cuanto acabó nos fuimos rápidos al parking por ver si no nos pillaba un gran atasco (éramos más de 70.000 personas las que teníamos que salir de allí):
Sin prisa, la gente iba abandonando las instalaciones. Mi cuñado enseguida encontró un resquicio por donde salir y rápidamente estuvimos ya camino de casa. Los más rápidos eran los que se desplazaban en moto, claro:
Y así terminó un perfecto fin de semana, compartido con ellos, los mejores, viendo cosas nuevas, recordando bonitos y divertidos momentos pasados años atrás y viviendo una nueva experiencia, que, como tantas otras cosas, tenemos que agradecer a mi hermana y a mi cuñado que lo hicieron posible. ¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!!