sábado, 17 de junio de 2017

HUESCA- ORDESA

Esta es la segunda parte de nuestra escapada de Semana Santa a Huesca. Como os conté aquí, visitar esta provincia era una tarea pendiente (tengo muchas, muchísimas..., en esa carpeta de la que os hablo a veces), pues es de las pocas provincias que no habíamos tocado todavía. Y ver su zona pirenaica era para mí, un sueño. En la primera parte me quedé en el Viernes Santo, cuando, una vez visitada la zona de Canfranc, Astún, Jaca, Panticosa,..., y de cruzar la frontera con Francia por Somport en uno de los valles, el del Aragón, y por Formigal en el Valle de Tena, regresamos a  la ciudad de Huesca donde todavía llegamos a tiempo de ver procesionar, porque ¿qué es Semana Santa sin alguna procesión?:

Este recorrido nos quedaba justo al lado de nuestro hotel, cerca también de la iglesia de San Lorenzo, templo barroco construido entre los S. XVII - XVIII sobre otro románico y cuya fachada tiene forma de parrilla invertida en alusión al martirio que sufrió el santo (la torre sería el mango):
Después de refrescarnos, salimos a tomar unas cañas hasta la hora de la cena. Creo que siempre cenamos en el mismo sitio. Nos encantó la primera noche y tuvimos la suerte de encontrar sitio las demás, cosa no demasiado fácil porque aquello se ponía hasta la bandera. Tras la cena y la sobremesa posterior, recordando todo lo visto durante el día, nos acercamos hasta la Catedral de Santa María, de estilo gótico, construida entre los siglos XIII y principios del XVI. Se encuentra en la zona más elevada de la ciudad. Como dato curioso se puede contar que originalmente la torre principal (en la foto, la de la izquierda), estaba rematada con un chapitel o pieza pentagonal (en este caso), que remata la parte superior de una torre y que en 1937 desapareció accidentalmente. Debido al ambiente bélico de la época (guerra civil y 2ª guerra mundial) no se pudo reponer. Actualmente existe el proyecto de su reconstrucción:
En cuanto a la portada principal, está formado por un gran arco apuntado con 4 arquivoltas (o 7) o molduras decorativas con figuras de 16 mártires, 14 vírgenes, 10 ángeles y 8 profetas:
En el centro, sobre la puerta, detalle de la Virgen María con el Niño Jesus entre 2 ángeles y los Reyes Magos a su derecha y María Magdalena con Cristo resucitado a su izquierda (mirando la foto, al revés):
En frente de la catedral, en la misma plaza, está el Ayuntamiento, palacio renacentista del S. XVI, con sus 2 torres y la galería protegida por un amplio alero de madera:

Al pasar por la plaza Mayor, la de Luis López Allué, nos fijamos en uno de sus locales comerciales, el que alberga la tienda de ultramarinos en activo más antigua de España. Ya estaba cerrada, claro, pero coincidió que me quedé un poco atrás haciendo fotos y vi como entraban a la tienda, me acerqué y la pude ver por dentro. Como de película antigua. Y por cierto, solo dejan hacer fotos con ticket de compra:
También pasamos por el monasterio de San Pedro el Viejo, del S.  XII y que, junto al claustro, forma el conjunto románico más importante de Aragón, donde esperaban la llegada de una procesión:
Y así, con tañidos lejanos de campanas nos retiramos a descansar. Al día siguiente nos esperaba otra ruta, la que nos iba a llevar a uno de los pueblos más bonitos que yo he visto: Ainsa. Pero el recorrido hasta llegar, bordeando el embalse del Grado primero y el de Mediano después, también fue una pasada. No siempre podíamos parar a hacer fotos, pero hay paisajes preciosos:
Cuando llegamos ya era casi la hora de comer y lo primero buscamos un restaurante, que la experiencia nos dice que en estos casos, en los que hay mucho turista en movimiento, es mejor comer cuanto antes. Así que lo primero buscamos un restaurante y ya sentados en una terracita en la parte de abajo del pueblo, nos tomamos nuestro aperitivo y comimos con estas vistas del pueblo de Ainsa, perteneciente a la comarca de Sobrarbe:
Ya después de comer, con la calma, nos fuimos subiendo por unas escaleras hasta encontrar una especie de mirador, desde el que podíamos ver el restaurante donde habíamos comido:
Y este es el río Cinca camino del embalse:
Y comenzamos a callejear por el casco antiguo. Me recordó mucho a Mont Saint Michel, callejuelas con encanto, muy cuidadas, en ascenso:
Y al final de lo que parecía la calle principal, justo antes de llegar a la Plaza Mayor, nos encontramos con la iglesia parroquial de Santa María, de estilo románico, de gran sobriedad, declarada Bien de Interés Cultural:
El interior de la iglesia tiene también decoración austera, con un Cristo Crucificado más moderno:

Debajo del presbiterio está la cripta con sus 18 columnas , restaurado recientemente:
 El claustro está adosado a la nave de la iglesia:
Desde allí nos acercamos hasta la muralla que limita la Plaza Mayor desde donde se tienen unas maravillosas vistas de lo más alto de Aínsa, su plaza, y su entorno natural. Este pueblo considerado uno de los más bonitos de España (estoy de acuerdo), tiene, además, una situación privilegiada entre el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parque Natural de los Cañones y la Sierra de Guara y el Parque Natural Posets-Maladeta, en la confluencia de los ríos Cinca y Ara y a una altitud de 589 m., lo que explica su dominio sobre el entorno:  
Desde aquí nos cogimos la carretera N-260 en dirección a Torla, siguiendo el Valle del Ara pasando por pueblos preciosos como Boltaña, ..., pero lo más impresionante fue pasar por el desfiladero de Jánovas. Pudimos parar en un mirador y desde allí hicimos unas fotos. Ya me di cuenta que por allí pasaba algo, pero no tenía información, no llevaba nada apuntado (ya sabéis que me preparo mis viajes, buscando información sobre los sitios que vamos a ver, pero de esto en concreto no tenía nada). Sabía que íbamos a recorrer junto a la cuenca de un río de los más vírgenes del Pirineo,  el Ara, con gran variedad de paisajes, de quebrada y peculiar topografía:
Pero cuando llegué a casa busqué y encontré información sobre el  puente colgante de la foto de abajo, símbolo de la resistencia de un pueblo ante el acoso sufrido, allá por los años 60, por parte de la actual Iberdrola para que abandonaran sus casas, ante el proyecto de construcción de un pantano que nunca llegó a existir. Detrás de este puente situado junto a la presa que se quería construir, hay una historia muy triste (casas dinamitadas, maestra y alumnos echados de la escuela arrastrada por los pelos y a patadas respectivamente, destrucción de acequias, árboles y sembrados,...) Actualmente, los descendientes de aquella gente que tanto luchó, están intentando reconstruir el pueblo. El puente, que está en trámite de declaración de Bien de Interés Cultural, es considerado un ejemplo único por conservar elementos originales (los cables) y se ha convertido en un símbolo de esperanza:
Seguimos en dirección a Ordesa. Pasamos por Fiscal con su Batán de Lacort, Sarvisé, el pueblo de esbelta iglesia y de excursiones a caballo. Pero justo antes, paramos en Broto, otro de los pueblos de la comarca del Sobrarbe. Muy cerca, a 3 minutos andando, hay una enorme  cascada, la llamada cascada de Sorrosal, con 60 m. de caída, procedente de un glaciar antiguo. Podemos observar, además de la belleza de la propia cascada, la forma en que se han asentado los estratos, con curiosas formas, como en redondo. También han habilitado una vía ferrata para ascender hasta una cueva junto al inicio de la cascada. En la foto he querido señalar el trayecto que seguía la gente que subía (si veis la foto en grande y os fijáis, se pueden ver algunos de rojo, junto a la linea, en la parte más a la izquierda), desapareciendo al final por aquella gruta:
Esto es una caída natural del río Sorrosal, el principal afluente del Ara, al que poco más abajo se incorpora: 
Paseamos por Broto, cruzando el río por varios puentes, uno de ellos, una pasarela blanca, de reciente construcción. Las vistas de la zona más antigua, con la torre fortificada y poderosa de la iglesia de San Pedro, en el valle, con los Pirineos detrás....conforman una preciosa estampa (y el de delante mejorando la estampa, por supuesto, jajaja): 
Por allí también se accede a otro típico y precioso pueblo pirenaico, Oto:
Continuamos nuestra marcha buscando el final de nuestra ruta Huesca-Ainsa-Ordesa. El pueblo de la iglesia que yo tantas veces había visto en foto y había pensado "ahí quiero ir yo", estaba ya cerca. El coche hay que dejarle en un aparcamiento a la entrada del pueblo y se puede, o bien visitarlo andando (como hicimos nosotros),  o coger un bus que te mete unos kilometros más adentro, para comenzar a hacer rutas por la zona. En efecto, es la entrada natural al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y a mí, no me importaría "perderme" en esta zona, me pareció precioso y hay muchísimas rutas posibles puesto que está rodeado por montañas de más de 2000 m. de altura (Torla-Ordesa, que así se llama ahora el pueblo, está a 1032 m.). La iglesia es del S. XVI y tengo que decir que es más bonita vista desde el mirador que hay en el aparcamiento, que vista de cerca. Los alrededores están un poco deteriorados, aunque el resto del pueblo está muy cuidado.:
Y ya tomamos el camino de regreso a Huesca, a casi 100 km. Pero en lugar de volver por el mismo sitio, tomamos la carretera del puerto de Cotefablo hacia Biescas (pueblo tristemente famoso por la riada de 1996 que se llevó por delante el camping Las Nieves dejando 87 muertos), carretera estrecha y llena de curvas pero con bonitas vistas de los bosques que cubren las laderas.
Y así llegamos a nuestro hotel de nuevo. Ducha, unas cervecitas y cena. Tras la sobremesa mi hermana y mi cuñado se retiraron a sus aposentos, que  ella estaba reventada y nosotros nos fuimos a dar una vuelta por  la noche oscense. Y nos llegamos hasta la Catedral donde, como suponíamos, el obispo estaba celebrando la Vigilia Pascual. Así que aprovechamos para entrar, nosotros y pocos más, la verdad.
Bueno,  pues sí que me llamó la atención, no había visto ninguna de este estilo: Tiene la nave central abovedada con crucería estrellada, muy bonita, y con el retablo del altar mayor hecho en alabastro, un poco triste, todo de un color:
Al día siguiente que volvimos con ellos y también estaba abierta, vimos el altar más de cerca y a la izquierda hay una capilla con este techo, me dejó muy sorprendida por la diferencia de color y sobre todo por las figuras de mujeres con el torso desnudo:
Esa noche del sábado santo también entramos en la iglesia de San Vicente construida en el solar donde estaba la casa en la que nació San Vicente Martir (patrón de mi pueblo):
Al día siguiente, domingo, último de nuestra escapada, decidimos pasar la mañana por la ciudad, así pudimos ver la catedral de día:
También recorrimos el parque Miguel Servet, el pulmón verde de la ciudad. Me dejó un poco así, la verdad. Destaco el curioso monumento de las Pajaritas, actual emblema de la ciudad.
Y también nos llamó mucho la atención este árbol, el llamado árbol del amor, que nunca antes habíamos visto. Sus flores salen antes que las hojas y brotan de las ramas y del mismo tronco, es muy curioso, parece que las han incrustado en el tronco:
También vimos el Casino o Circulo Oscense, modernista, de construcción simétrica, en la plaza Navarra:
Y nos teníamos que marchar, que queríamos volver por Zaragoza y hacerle otra visita a la Virgen del Pilar. Coincidimos con la procesión del encuentro de Jesús Resucitado con la Virgen, que siempre es una alegría:
Siempre es un placer poder fotografiar la Basílica del Pilar desde este puente sobre el río Ebro:
En resumen, fue un viaje maravilloso, con paisajes espectaculares y con la compañía perfecta. ¿Se puede pedir más? Sólo una cosa: poder volver para ver tanto como nos faltó o a pasar unos días en Panticosa o en Torla-Ordesa (pasear, leer, hacer rutas, leer, cerrar los ojos, escuchar el silencio, pasear, escribir, ver, leer,...). No pido yo ná.....
Y vosotros, ¿lo conocéis? ¿no pensáis como yo? Supongo que muchos, además, aprovecharéis para practicar deportes de nieve y entonces será todavía más maravilloso!!! En fin, espero volver.
También dejo un mapa con el recorrido que hicimos el sábado:


No hay comentarios:

Publicar un comentario