jueves, 30 de junio de 2016

CASCADAS DE LAMIÑA

Otro rincón precioso de nuestra querida Cantabria. Lo intentamos en febrero del año pasado y fue imposible. Con motivo de San Valentín nos habíamos regalado una sesión de Spa y una comidita especial en un restaurante de la zona y la idea era hacer esto por la mañana y después andar un poco hasta las cascadas, pero había tal cantidad de nieve que no pudimos hacerlo. Pero quedó pendiente. Y el primer fin de semana de mayo, volvimos. Y misión cumplida. Me encantó.
Dejamos el coche en el centro del pueblo de Lamiña, un pueblecito de Cabuerniga, junto a la fuente. Lo primero fuimos a un bar a tomar el aperitivo (es que nos pilla siempre a esa hora...) y comenzamos a andar. Enseguida encontramos un cartelito que ponía la dirección a seguir hacia las cascadas, a 3 km concretamente. Subimos por una pista (la otra vez subimos en el coche), con monte y praderías a ambos lados:
Las vacas campaban a sus anchas, con la tranquilidad de un abundante y primaveral pasto:
Al encontrar un cruce nosotros seguimos por la derecha, y llegamos a un puente que la otra vez casi no daba abasto para dejar pasar el caudaloso arroyo bajo sus ojos:
Esta vez, apenas bajaba agua:
Continuamos otro rato por la pista hasta pasar una barrera canadiense, donde un cartel te indica que debes dejar la pista y bajar por un caminito a la derecha:
 Bajamos hasta el borde del agua.Hasta aquí llegamos la otra vez. La nieve no nos dejó continuar. Ahora seguimos el cauce del arroyo Barcenillas, cambiando de margen, saltando por piedras:

Ahí vi unos enormes renacuajos y unos insectos que me acabo de enterar, buscando en la red, que se llaman zapateros de río, esos que tienen unas patas muy largas y parece que caminan por el agua (en realidad sí que caminan por encima del agua gracias a unas minúsculas bolsas de aire que se les forman en las patas, manteniéndoles en flotación constante). Hacía mucho que no los veía... y que no saltaba por "atrancos" para cruzar un río:
Continuamos siguiendo el cauce del arroyo, a veces a su lado y otras desde más arriba. Así llegamos a la primera cascada, en realidad doble:
Continuamos y llegamos a otra. Bajamos hasta  ella, era la cascada del tronco cruzado:

 Sensación de paz:
Tras un rato de disfrutar de un precioso entorno, subimos otra vez hasta el camino, sin perder de vista el transcurrir de las aguas, que en varios puntos formaban pequeños rápidos:
Cuando ya el camino se separaba mucho del cauce del arroyo, decidimos volvernos. Continuamos más abajo de donde empezamos y llegamos a otra cascada. Esta estaba como protegida por un manto de largas hierbas que colgaban por delante, como dándole sombra:
Seguimos por el bosque, rodeados de una vegetación luchando por aflorar tras un duro invierno:
Otra cascada se escucha allí abajo. Esta había formado un remanso circular al que se podía acceder saltando por las piedras. Yo, en eso tengo mucha experiencia, no en balde me crié junto a un río!!!

A partir de aquí, se iban sucediendo, pero mi memoria ya me falla y no recuerdo el entorno de cada una. Esta era la más alta, mi marido encima de ella parecía un pajarillo:

En algún momento se pasa por un sendero y un puente de madera, que te van conduciendo para ver estas últimas cascadas: 
 También han hecho una especie de plataforma para facilitar la vista y disfrute de los saltos:
 Aunque parezca una única cascada, tras el gran salto, el agua se toma un respiro, un remanso, antes de acometer la siguiente caída: 

 Pero no sólo hay grandes cascadas. Pequeños saltos van sonando aquí y allá, dando sonido y belleza a un hermoso paraje: 
Tras estas últimas cascadas, que supongo que serán las más visitadas, a juzgar por la "infraestructura" que las rodea, y tras pasar por una zona donde el arroyo transcurría por una zona más llana, rodeado de un bosquecillo de cuento de hadas, donde me hubiera pasado unas cuantas horas sentada en cualquier tronco disfrutando de aquel ambiente tan especial, ya nos salimos otra vez a la pista por la que habíamos llegado, la de la barrera canadiense y empezamos el camino de regreso, pero esta vez, al llegar al cruce, seguimos por la derecha, para no bajar por el mismo lado. La pista es muy llana, siguiendo el cauce del arroyo, hasta llegar a una desviación por la que subimos (si se sigue por la pista, se baja hasta Barcenillas y después hubiéramos tenido que volver hasta el coche). Este tramo es bastante costoso, forma parte de una de las rutas del Soplao, pero tiene su encanto:
Siento no poder poner un par de fotos más, que ilustrarían alguna parte de nuestra excursión, como cuando mi marido metió los pies en el arroyo, o cuando, por querer atajar, nos metimos por una finca, saltando una valla, para tener que volver a la pista un poco más abajo... Es que he cambiado de ordenador y he perdido alguna foto, o, quizá alguien ha hecho desaparecer las pruebas del delito. No sé. 
En resumen, me gustó mucho la ruta y recomiendo caminar hacia arriba del cauce, a partir del cartel, no quedarse sólo en las últimas cascadas. No pongo el mapa del recorrido porque en el Google Earth no se ve bien el sendero por el arbolado, pero no tiene perdida.

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