martes, 16 de febrero de 2016

VIRGEN DEL MAR: SENDA LITORAL II

Hace casi un mes hicimos nuestra ruta de fin de semana por otro tramo del litoral de Cantabria. Esta vez empezamos en Virgen del Mar para terminar enlazando con la ruta anterior, la que os contaba aquí, o sea, en dirección al faro de Santander.
Antes de nada, tengo que decir que la hicimos un par de semanas antes del último temporal que esta vez afectó a la costa del Cantábrico, por lo cual, no sé como estará ahora esta zona, aunque espero que, por sus propias características, haya sabido defenderse de la furia del mar.
La isla de la Virgen del Mar se encuentra en San Román de la Llanilla, perteneciente al municipio de Santander y en ella se levanta una ermita del siglo XII, reconstruida en el S. XV , que acoge una imagen de la Virgen del Mar, patrona de Santander, y tiene una pequeña playa:
Pues ahí, dejando el coche en un amplio aparcamiento adyacente, comenzamos nuestra ruta, no sin antes tomar un tentempié en un restaurante que hay allí mismo (no nos fuera a entrar la flojera...).
Comenzamos. Hacía una temperatura excelente, primaveral, a finales de enero, el mar estaba un poco movido y esto por delante. ¿Se puede pedir más?:
Enseguida comenzamos a ver la isla y la ermita desde otra perspectiva, en la distancia, con aquel olor a mar que parecía haberse hecho bruma:
Fuimos zigzagueando por el sendero, que en parte estaba marcado por el paso de muchos y en parte marcado por vallas de madera (ya dije en el otro post, que estas vallas han sido motivo de disputa entre el ayuntamiento de Santander y los vecinos y asiduos de la zona; por mi parte,vuelvo a reiterar mi apoyo a quienes no quieren estas vallas en la ruta):


De cualquier forma, no impidieron mis momentos de total comunión con el paisaje, con el olor, con el sonido, ..., que me rodeaban: 

Hacia cualquier parte que mirara veía cómo el mar azotaba, una vez más, esta u otra roca que pretendía hacerle frente:


Buscando cualquier fisura para emerger y demostrar su fuerza:


Otra curva más en el sinuoso relieve de la costa, con la Maruca a la vista: 

Pero antes de llegar allí, otra nueva vivencia: el sonido de las olas que aquí parecían lamer con delicadeza las piedras, esas mismas piedras que con el tiempo y en recompensa, han ido suavizando sus aristas convirtiéndose en cantos rodados, resbalando constantemente en busca del contacto con el mar, produciendo ese sonido tan especial. Ojalá me inunde su espíritu:
Este gran tronco también aprovechó el respiro que daba el agua en este punto para volver a tocar tierra y descansar, aunque, eso sí, en territorio hostil:
La playa de la Maruca está en la localidad de Monte, dentro del municipio de Santander. Es una ensenada que se forma en la desembocadura de la ría de San Pedro del Mar. O sea, que tuvimos que cruzar la ría por un puente de madera. Un chico que hacía paddle surf o surf de remo bajando por la ría, no se atrevió a pasar bajo el puente, el mar estaba demasiado agitado un poco más allá:
Continuamos hasta un amplio aparcamiento, junto al paseo marítimo, al que las olas querían saltar:
Detalle del Pescador de la Maruca, que, por cierto, tenía un pájaro negro encima, parecía un cuervo. Estuvimos mirando a ver si se movía y no lo vimos; incluso a la vuelta, el pájaro seguía en el mismo sitio, por lo que llegamos a la conclusión de que era parte de la figura, aunque nos extrañaba porque un pájaro negro da como malas sensaciones, no sé... El caso es que he buscado fotos en la red y no, no tiene pájaro. Pues menudo día echó en la cabeza del buen hombre, jajaja, horas estuvo allí encaramado, bueno, eso sí, disfrutando al máximo, supongo:
Y así llegamos al Centro de Interpretación del Litoral, con un  bonito mirador sobre el mar:
A estas alturas, aquí, en Bañaperros, mi marido ya estaba agotado de tanto esperarme mientras yo hacía fotos, es que estaba tan bonito el mar...!!!:
Pero él también hacía fotos, aunque yo no le veía:
Aquí se amontonaban las piedras "revesinas", las que pretendían huir de la fuerza del mar, ¡¡ilusas!!
 Y mirando hacia atrás, con el sol más bajo, esto:
Yo seguía haciendo fotos, extasiada:
Y así lo veía yo: un mar enojado, en lucha titánica contra aquel muro de contención, descargando toda su furia y colándose por cualquier grieta:
Aquí ya estábamos cerca de la playa el Bocal, donde el pasado diciembre surfistas de todo el mundo participaron en la prueba "la Vaca Gigante" y supongo que por eso habrán puesto una especie de miradores con una pasarela, junto al Ruco Grande, esta gran piedra:
Detalle de la pasarela y miradores:
Y esta es la playa del Bocal. Tal como yo lo vi ese día, me parece imposible que pueda entrar nadie a ese agua, pero supongo que se darían unas condiciones especiales. La prueba se celebraba de ahí en adelante, o sea, hacia el faro, llegando incluso hasta donde está la forma del elefante, la que os enseñé en Santander, Senda litoral I:
Y así llegamos, justo a la otra parte del Bocal (en la foto, al saliente del fondo), al mismo sitio donde llegamos la otra vez, donde hay una cruz en recuerdo de un chabal que se debió matar aquí, al lado de este puente:
Y ahora, vuelta. Aunque el camino era el mismo, el agua reflejando los rayos del sol ofreciendo nuevas tonalidades, la marea que hacía un rato había alcanzado la pleamar y ahora estaba bajando,..., otro espectáculo:
El agua se iba quedando, no sé si con intención de descansar o retenido a la fuerza por las rocas, en venganza por lo sufrido:
 El agua bajo el puente que cruzaba la ría, también había cambiado su dirección, ahora iba hacia el mar presagiando la oscuridad que no tardaría en llegar:
 Descubriendo nuevos rincones:
 Presenciando un precioso atardecer, por encima del cementerio de Ciriego. Bonito sitio para reposar:
Contemplando al mismo tiempo, desde el mismo sitio, sólo dándonos la vuelta, cómo la luna emergía del agua, en busca de su sitio en el cosmos o, quizás, no queriendo perderse la puesta de sol (prometo no poner filtros ni modificar las fotos, estas dos últimas fotos están hechas desde el mismo sitio y seguidas, mirando hacia la montaña o hacia el mar. ¿Es o no, infinita nuestra Cantabria? Desde luego a mí me lo parece):
 Esta es la ruta en el mapa. En total hicimos casi 16 km. Preciosa ruta y muy fácil de hacer. Os animo a que la hagáis, no os vais a arrepentir.

viernes, 5 de febrero de 2016

RAPE AL CAVA


Al llegar las fiestas de Navidad, siempre me entran las mismas dudas: qué poner para comer o (como en el caso de este año), para cenar. Yo normalmente hago la comida del día de Reyes pero este año, por circunstancias familiares, hice la cena de Noche Buena. Y, claro, qué poner, que sea diferente a los demás días. Después de mucho pensar y buscar, me decidí por rape al cava como plato de pescado. El resultado nos gustó muchísimo y es bien fácil de hacer.

Ingredientes:
  • 1 rape (1,5 kg. aprox.)
  • 2 cebolletas.
  • 1 vaso de cava.
  • 1 l. de caldo de pescado.
  • 250 ml. de nata para cocinar.
  • 1 cucharada de harina.
  • 1 cucharada de pimentón dulce.
  • Nuez moscada, pimienta blanca.
  • Uvas blancas peladas y sin pepitas (opcional).
  • Aceite y sal.
En la pescadería me prepararon el rape: le quitaron la espina y la cabeza y lo demás lo partieron en rodajas. Con la espina, la cabeza, un casco de cebolla, puerro y zanahoria hice el caldo.



Lo primero, salar las rodajas de rape. Reservar.









En una cazuela con un poco de aceite, sofrío las cebollas tiernas partidas en pequeño. Cuando estén transparentes, ponemos las rodajas de rape ligeramente enharinadas. 
Les freímos por un lado y les damos la vuelta. Añadimos el caldo de pescado (no todo) y el cava y lo dejamos cocer unos 10 minutos.


Sacamos  el rape a un plato y a la salsa le agregamos la nata, un poco de nuez moscada y la pimienta blanca. Dejamos hervir hasta que reduzca, con cuidado de que no se pegue al fondo. 







Pasamos la salsa por la batidora. Rectificamos de sal.



Ahora preparamos la guarnición. En esta ocasión, como era Navidad, lo acompañé de uvas, que con paciencia, había pelado y quitado las pepitas (la víspera). En una sartén, con un poco de aceite y sal, las salteé.



Una vez que tenemos la salsa pasada, introducimos el rape para que dé un hervor todo junto.
Para servir, ponemos los trozos de rape, la salsa por encima, las uvas de acompañamiento y espolvoreamos con un poco de pimentón.
 Y... A COMER!!!!
 Ya había hecho esta receta con colas de rape congeladas y también nos gustó mucho y siempre es muy buena opción porque el precio del rape fresco y, sobre todo, en esos días es una pasada, pero bueno, un día es un día!!!